viernes, 13 de noviembre de 2009

CRÍTICAS A LA ENSEÑANZA CONTEMPORÁNEA Por Paula Cárdenas R.


Perdí la cuenta de cuántas veces he escuchado críticas superficiales, vacías y sin sustancia, de gente inconforme sobre asuntos de su vida cotidiana. Incluso he soportado la arrogancia de algunos, que se autodenominan “ilustrados,” cuando comienzan a debatir sobre sucesos políticos y económicos sin conocer el trasfondo de la situación. Piensan que sus palabras contienen la verdad absoluta, así que refutarlas supone una herejía y hasta un sacrilegio.


Infortunadamente yo también suelo caer en la trampa y comienzo a descalificar las opiniones de otros, basada en unos pocos datos que he consultado. Por esta razón me sorprendo gratamente cuando conozco personas audaces, que a riesgo de ser confrontadas, desprestigiadas e incluso amenazadas, se atreven a cuestionar su entorno con argumentos de peso, producto de un bagaje de conocimiento envidiable. Ese es el caso de George Steiner.


Este escritor, maestro y estudioso de la cultura europea, considerado uno de los críticos y teóricos literarios más importantes del siglo XX, manifiesta en sus ensayos una indiscutible preocupación por asuntos, que el mismo denomina, problemas capitales de la cultura: la traducción, el silencio, la ultraespecialización.


Pero tal vez lo más llamativo es cómo este personaje, que ha dedicado medio siglo a la labor magisterial en numerosos países y sistemas de estudios superiores, explora con reconocida brillantez un tema tan sensible y antiguo como lo es la enseñanza. “Me siento cada vez más inseguro en cuanto a la legitimidad, en cuanto a las verdades subyacentes de esta profesión”, manifiesta Steiner. ¿Pero cuáles son las razones que lo llevan a semejante aseveración?


Para responder a esta pregunta me basaré entonces en su célebre libro Lecciones de los Maestros, el cual condensa una serie de charlas que el profesor dictó en la Universidad de Harvard durante el curso 2001-2002.


Esta obra se convierte en el medio perfecto para explorar una faceta de la personalidad de Steiner, que se encuentra vinculada directamente a su labor magisterial. Allí se condensan sus reflexiones entorno al encuentro personal entre docentes y dicentes. Se remonta también a los orígenes de los Maestros, analiza las tradiciones y disciplinas pedagógicas en los diferentes periodos de la historia con múltiples referencias de reconocidos personajes: Sócrates y Platón, Jesús y sus discípulos, Virgilio y Dante, Brahe y Kepler, Husserl y Heidegger, entre otros exponentes fundamentales para la evolución de la cultura occidental.


Admito con gran humildad que leer a Steiner supone un gran reto para mí. No lo atribuyo precisamente a la complejidad de sus argumentos porque son claros, culpo más bien a su forma de narrar y estoy segura que más de uno recurriría a esa expresión de la jerga estudiantil ¡Qué ladrilludo! para definir algunos de sus textos. Es que lo verdaderamente significativo de sus planteamientos no radica precisamente en cómo escribe, sino más bien en esa capacidad de expresar con total lucidez y carácter sus críticas a la cultura en la cual creció.


En el caso particular de los Maestros, sus afirmaciones tocan puntos muy sensibles que entran a controvertir con muchas de las premisas y prácticas de la educación actual. A continuación quisiera resaltar cuáles son esos aspectos del sistema educativo contemporáneo que Steiner no comparte, de esta manera podremos vislumbrar cuál es su postura como docente:


El sistema de remuneración mensual de profesores es un tema vigente en el mundo que detona múltiples manifestaciones especialmente en los países en vía de desarrollo. El 23 de octubre de 2009 los docentes chilenos iniciaron una huelga indefinida para exigir el pago de la denominada “deuda histórica”. El Gobierno rechazó la protesta pues considera que la deuda es inexistente y se niega a negociar con los profesores bajo presión. Por su parte el sindicato nacional de profesores de Nigeria convocó el 23 de septiembre de 2009 a una huelga indefinida que coincide con el comienzo previsto del nuevo año académico. Los maestros de escuela presionan por un salario mejor. Europa tampoco está libre de conflictos de esta índole. En España los catedráticos de universidad denuncian la paulatina pérdida de poder adquisitivo, debido al sistema retributivo al que están sujetos FACU y a las sucesivas congelaciones salariales que vienen padeciendo.

Para Steiner la auténtica enseñanza es una vocación y supone irrumpir en lo más íntimo de la integridad de una persona, tocar su esencia vital. A través de ella se puede limpiar y reconstruir el alma de un discípulo. Si el Maestro no instruye con seriedad, puede ser totalmente destructiva e incluso convertirse en asesina. “La antienseñanza estadísticamente está cerca de ser la norma. Los buenos profesores que prenden fuego en las almas nacientes de sus alumnos, son tal vez más escasos que los artistas virtuosos o sabios”, afirma. Esta visión fatalista me permite identificar el significado que la docencia tiene para Steiner: es un arte sublime que no se limita a la simple transmisión de un conocimiento muerto. Implica un gran poder y por lo tanto una enorme responsabilidad, pues un Maestro puede transformar positivamente una vida pero también puede destruirla por completo.


En lo referente al factor dinero Steiner sostiene que aceptar pago por la docencia es adentrarse en un terreno desconcertante. ¿Cómo se puede poner en la nómina la educación? ¿Cómo es posible poner precio a la revelación? ¿Por qué se me ha remunerado se me ha dado dinero por lo que es mi oxígeno y mi raison d etre? Pero ¿En nombre de qué supervisión o vulgarización se me debería haber pagado para llegar a ser lo que soy, cuando – y he pensado en ello con malestar creciente – podría haber sido absolutamente más apropiado que yo pagara a quienes me invitaban a enseñar? ¿No hay alternativas a la profesionalización, a la mercantilización de la vocación del Maestro, a esa equivalencia entre búsqueda de la verdad y el salario introducido por los sofistas?


Son interrogantes que lo han perseguido y atormentado durante toda su carrera como docente. Evidencian un conflicto interno que lo lleva permanentemente a replantear su papel en el ámbito educativo. Su mayor temor es que la enseñanza caiga en metas meramente utilitarias donde ésta se reduzca a la búsqueda de prestigio y a un incremento en el poder adquisitivo.


Esta idea en particular me perturbó ¿Acaso los maestros no necesitan dinero para comer, pagar arriendo y mantener a sus familias? Incluso llegué a pensar que Steiner había enloquecido gracias a una fantasía o utopía romántica sobre la labor magisterial. Luego comprendí que no era una idea tan descabellada, esos escenarios serían posibles siempre y cuando muchos de los valores que defiende este escritor no fueran una antítesis de lo que actualmente prevalece: la arrogancia y el deseo por el dinero.


Pero ¿Cómo subsistirían los maestros si no es con un salario fijo?


Steiner considera que el Maestro debería ganarse el pan con alguna labor que no guarde relación directa con su vocación. “Un puesto titular es una trampa y un tranquilizante. Un sistema académico exigente requeriría que se pasaran periodos sabáticos ganándose la vida en una ocupación totalmente diferente al margen de la especialidad de uno”.


Ya analizado el primer aspecto del sistema educativo que molesta a Steiner continuemos con el segundo.


En el municipio de Almoloya de Juárez, padres de familia acudieron a la Procuraduría General de Justicia del Estado de México para acusar públicamente a directivos y docentes de una institución educativa, por abusar sexualmente de menores de 14 años. En República Dominicana profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) rechazan la existencia de un incremento del acoso sexual de educadores hacia las estudiantes, pero admiten que alumnas recurren las provocaciones e insinuaciones como alternativa para aprobar una determinada asignatura.


Según Steiner el Eros y la enseñanza son inseparables. Existe un erotismo encubierto o declarado en la relación entre Maestro y discípulo donde la tensión es permanente. Un profundo deseo espiritual y sexual, de dominio y sumisión, de celos y fe se encuentra entretejido en la enseñanza. Para mí este es el asunto más polémico debido a la aversión que se genera en las diferentes instituciones educativas hacia las relaciones afectivas entre profesores y alumnos. En el imaginario colectivo esto supone una perversión.


Steiner no justifica estas conductas, simplemente ofrece una explicación al fenómeno y en un aparte de su libro Lecciones de los Maestros admite que existen peligros:


“Un maestro carismático, un profe inspirado toma en sus manos, en una aprehensión psicosomática, radicalmente totalitaria, el espíritu vivo de sus alumnos y discípulos. Los peligros y privilegios no conocen límites. Toda irrupción en el otro a través de la persuasión o amenaza, raya en lo erótico, lo libera (…) La confianza, el ofrecimiento y la aceptación tienen unas raíces que son también sexuales. La enseñanza y el aprendizaje se ven determinados por una sexualidad del alma humana de otro modo inexpresable. Dichas emociones en una parte considerable tendrán afinidades inmediatas o indirectas en el ámbito del amor”.


Su crítica se centra en que este hecho fundamental: el influjo erótico que el Maestro tiene a su disposición y las tentaciones sexuales que exhibe el alumno, ha sido trivializado por una fijación en el acoso sexual, erosionando la confianza entre docente y discente. De pronto Steiner nos invita a observar la relación profesor - alumno desde otra perspectiva para comprender su verdadera naturaleza, una naturaleza compleja que no es fácil de definir ni estamos en plena capacidad de juzgar.


Pareciera que ese apego a los Maestros es constantemente vivenciado por Steiner, pues siente una gran afinidad hacia las enseñanzas de Sócrates y Platón. Conoce a fondo su metodología pedagógica y se entristece al ver cómo los grandes sabios de la cultura occidental quedan en el pasado, en el olvido: “La bibliografía es ya difícil de abarcar; sin embargo continúa fuera de nuestro alcance testimonios vitales, probablemente decisivos. Hoy estamos demasiado cerca y demasiado lejos de los acontecimientos y de sus contextos, extremadamente complejos”. Steiner no se limita a lanzar críticas, cada una va acompañada de una propuesta. En este punto sostiene que es necesario leer y releer a los Maestros de la historia de la humanidad como contemporáneos, olvidar el estudio de “comentarios de comentarios”. Es importante volver a la fuente original de todo el conocimiento. Precisamente existe una frase de Platón que a Steiner le llamó la atención y retoma para expresar su desacuerdo con una modalidad del sistema educativo contemporáneo:


“Sólo la palabra hablada y el cara a cara pueden sonsacar la verdad y garantizar la enseñanza honrada”.


Para Steiner la escritura induce a un descuido porque atrofia la memoria, el arte que hace posible el aprendizaje al inmovilizar el discurso: “Cuanto más fuertes sean los músculos de la memoria mejor protegido está nuestro ser integral. La eliminación de la memoria en la escolarización actual es una estupidez”.


Otro aspecto que rescata tiene que ver con la forma cómo los Maestros instruyen a sus discípulos. Al igual que Sócrates, Steiner defiende la técnica de preguntas y respuestas basada en la refutación, porque provoca en el discípulo un proceso de incertidumbre, una autoindagación. La palabra escrita no contribuye a método pues no escucha a quien la lee. No tiene en cuenta sus preguntas u objeciones, mientras que un hablante puede corregirse en cada punto, puede enmendar su mensaje. “La enseñanza oral florece con los errores creativos, con los recursos de la enmienda y refutación”, expresa Steiner. Ahora damos paso otro aspecto del sistema educativo que molesta a este ensayista.

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Hoy en día asistimos a un nuevo escenario donde los alumnos de colegios y universidades crecen rodeados de nuevas tecnologías que transforman radicalmente la forma como consumimos información, trabajamos y nos comunicamos. Lo virtual es una parte esencial del mundo y por este motivo el sistema educativo se ve obligado a repensar la enseñanza. Hoy el computador y la Internet se están convirtiendo en un elemento fijo en las aulas de clase alrededor del mundo. Precisamente los hábitos de estudio y aprendizaje de las nuevas generaciones han sido analizados por distintos autores y Steiner no se queda atrás.


Admite que los medios interactivos son fascinantes en la medida que son susceptibles de corrección e interrupción. Al ser los textos en pantalla provisionales y abiertos, equivalen en cierta medida una vuelta a la oralidad. “Estas condiciones pueden tal vez restablecer los factores de la auténtica enseñanza tal y como Sócrates la cultivó y como Platón la puso en forma dialogada”, afirma Steiner. Pero no todo es color rosa. La capacidad ilimitada de almacenamiento y búsqueda de información que suponen los medios digitales, afectan el alfabetismo porque limita el uso de la memoria.


Con sus planteamientos sobre el magisterio, Steiner se esfuerza por demostrar que la enseñanza es un fenómeno inherente al hombre y tan antiguo como la humanidad misma. No existe ningún sistema social sobre la faz de la tierra sin Maestros y discípulos. Pero a pesar del inmenso amor que profesa a su labor como docente admite que el magisterio es falible y no tiene reservas para expresarlo. Ésa es precisamente la mayor virtud de este ensayista. Rescato su capacidad crítica y carácter, así como la habilidad de poner todos sus conocimientos al servicio de los argumentos, pues perdí la cuenta de cuántas veces he escuchado críticas superficiales, vacías y sin sustancia. No quiero caer más en la trampa.